Era el destino, tenía que ser así. No sé si hay una única razón por la cuál hice lo que hice. Fueron sucesivos hechos los que me llevaron a ese lugar, a esa persona, a esa tragedia. Si me preguntás ahora, en este momento si me siento orgulloso de haberlo hecho, sí, ésa sería mi respuesta. Después de divagar un largo rato sobre lo que podría llegar a pasar, lo que iba a suceder conmigo, me di cuenta de que algún error estaba cometiendo. Había un factor de la historia que no comprendía. ¿Cómo es que habia llegado mi víctima allí? Horas y horas halagándome a mi mismo por mi victoria pero no sabía cuál era realmente su propósito, su intención. Corrí en busca del libro que me asignaron para buscar el papel donde definía el encuentro. Ni un rastro de él. Tiré enojado el libro contra el armario de mi habitación, callendo destrozado al piso. Busqué respuestas a mi al rededor, aún las sigo buscando pero sigo sin entender cómo es que ésa tarde, a ésa hora, pude hacer lo que hice sin siguiera haberlo planeado.