martes, 4 de mayo de 2010
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El miedo le sacudía las ideas y no la dejaba respirar. La ira le recorría la garganta, quería escupir palabras pero trataba de tragárselas para no descuidar su táctica. Hacía tiempo que la venía planeando a la perfección, nada podría inferir en su maniobra, tan calculada y precisa. Llegó la noche tan esperada, y ella aguardaba parada tras la puerta, deseando con todo su ser que llegara el momento de actuar. Pero las cosas no salieron como ella lo esperaba. Un ruido la descolocó, descuidando sus pasos y todo se desmoronó. Ya estaba ahí, nada más que ella no lo había visto. Era invisible y la venía observando desde hace tiempo. Asustada corrió dirigiéndose a la primer salida que vió, pero las puertas estaban cerradas. Golpeó con fuerza y desesperación pero nada pudo lograr. Se hallaba sin salida, no podía escapar. Se tiró al suelo desesperanzada, temiendo por su vida, aunque ya poco le importaba. Y en ese momento se dió cuenta que lo que la acosaba era su propia mente, sus propios miedos. Comprendió que lo que era invisible se había tornado violento, aberrante, horrible y no podía deshacerse de eso; tendría que vivir para siempre cuidándose de que hasta lo invisible no se vuelva contra ella.
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1 comentario:
Oie yo se que a ti te gusta el grupo de Las Pastillas del Abuelo, por la frase: "Es mejor asumir la cobardia de huir, a la responsabilidad de vivir. ¿Alguna vez has escuchado su canción "Bonabota"? Sin duda una muy triste. Por cierto, muy buen blog, todas tus entradas son muy originales, y muy lindas y a veces duras.
Saludos
Atte.
El Ninio Bueno n_n
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