martes, 17 de noviembre de 2009


Tendríamos apenas dos años y yo entraba por primera vez al jardín, asustadísima, por entrar a ese lugar desconocido que todos decían que me iba a gustar por que me iba a hacer amigos. Y a mí, no me importaba nada, no sabía qué era eso que llamaban "amigos", yo sólo me quería quedar con mis papás, no me quería separar de ellos. Pero me tenían que dejar ahí, en manos de maestras y de nuevos "amigos". Cuando te ví me sorprendí, vos estabas jugando con una maestra, y estabas sola en el aula, yo era la segunda que había llegado y me invitaste sin miedo a jugar a ese juego. Con un poco de verguenza y miedo, acepté. Y de ahí en más, eramos inseparables. Pasaron los años y las cosas fueron cambiando, poco a poco, te me fuiste alejando, dejándome sola en mi mundo, que antes era tuyo también. Las cosas se fueron dando y a fin de cuentas, nos dejaron en ésto. En una relación vacía y nula. Donde antes había abrazos y risas, ahora no hay nada. Solo el aire que nos divide en ésta enorme ciudad llamada Buenos Aires. Y qué aires tan malos que me separan de vos, alguien que nunca imaginé lejos de mí, alguien a quien le confiaba hasta mi vida. Pasé cuatro largos años, pensando, meditando, "algo tengo que hacer, no puede ser que esto termine así". Y después de tanto tiempo de esperar, de tratar, me dí cuenta que no vale la pena. No vale la pena luchar por algo que no se puede, algo que ya se perdió. Que se yó. Tal vez, en algunos años nos volvamos a encontrar. Tal vez en algunos años, todo sea como era antes. O tal vez no, tal vez me gusta soñar e imaginar que seguís siendo lo que siempre fuiste, una mitad de mí.

No hay comentarios.:

Hacé clicks acá abajo para ayudar =D